¿PODREMOS SER ANDALUCES DE UNA PUÑETERA VEZ?
Ante la docilidad y dependencia que está demostrando el pueblo andaluz a lo largo de las más de dos décadas pasadas, estoy harto de confiar demasiado en su tan cacareada tolerancia, fraternidad, universalismo y alegrías sacadas del conformismo, la mansedumbre y del tópico. Emulando a Machado se me ocurre: “Oh maravilla, Andalucía sin andaluces”, claro que sin generalizar, es decir, “… sin ciertos andaluces”. Porque esta Andalucía que nos dibujan las postales no va dirigida más que a los guiris que consumen ¡¿nuestras paellas?! , esta Andalucía no es de verdad, pertenece a la ensoñación poética y cumple la función de paraíso perdido para siempre, irrecuperable sólo en épocas de promoción hostelera. Estoy empezando a pensar que quienes la seguimos defendiendo nos la estamos inventando y la describimos como quisiéramos que fuese, como lo fue hace ya demasiado tiempo. Y lo peor es que quien se atreva a ponerla en duda, queda como la chata o el gallo de Morón. Ni Andalucía es la promotora de torerillos y copleros desde Canal Sur, desde donde se ridiculiza hasta nuestros mayores, ni la que fotografían quienes la venden desde catálogos que nunca se acercan a ella, a la real, a la de la dependencia total, a la del hambre algo paliada desde un gobierno casi autónomo por su dependencia de Madrid. Andalucía está borrada del mapa y fuera del calendario.
En vez de promocionar a tanto coplero y copleteritos (que van miles), toreros y toreritos, está el descubrimiento de talentos antes de que emigren, emprendedores que no provengan de la subvención privilegiada y la destrucción del tópico que tanto daño hace a la confianza. La deformación de Andalucía es un empeño en describirla desde “lo castizo”, concepto éste de importación. El otro empecinamiento es seguir con la cantinela del “señorito” cuando este arquetipo ya invade todas las militancias ideológicas, rojas, azules, bicolor,… Antes se les veía venir por su uniforme de marcas, ahora se esconden dentro de camisas blancas y sólo les delata el rapado, los de derecha y con fortuna se dejan abundantes melenas peinadas a lo Aznar o repeinadas a lo Bárcenas y quienes se dicen contrarios lucen un gran afeitado de cabeza como seña de identificación. ¿Acaso conocéis a algún pepero con la cabeza rapada?... son sólo detalles.
El nuevo señorito no monta a caballo en su finca subvencionada por falta de productividad, utiliza más caballos en alta gama, se ha quitado la corbata, se ha disfrazado tomando un estilo más urbano pretendiendo confundirnos. Es más un objeto para el couché que después cobra realidad por aquello que ya inventó Machado de que “hasta que el pueblo las canta las coplas no lo son”. Hasta que el pueblo los toma como modelo, ejemplos a seguir son, desde todos los puntos de vista, frases de moda tomadas desde el borreguismo o incluso palabras que ha acuñado. El nuevo señorito andaluz ya no se distingue de los demás, todos llevan la misma chaqueta de una o dos tallas menos, igual que sus adversarios ideológicos.
Sublimamos lo mejor de Andalucía y nos olvidamos de las muchas cosas buenas de este país, el muy difícil País Andaluz, o el muy falso País Andaluz, o el muy cobarde País Andaluz. Nos olvidamos de que es, cuando menos cambiante, novelero, y nos refugiamos en su propia belleza para justificar nuestros “piropos de amor” sin sudor, sin esfuerzo o respeto por lo verdaderamente nuestro. Y es que son estos nuevos señoritos de siglas entremezcladas los que están impidiendo que Andalucía sea Andalucía y no saben ni quieren saber que el pueblo andaluz, vaya donde vaya, la lleva en la maleta o en el corazón.
¿Qué responsabilidad tenemos los andaluces en la difusión de esos tópicos? ¿Recuerdan la tenista vestida con bata de cola que usó el Ayuntamiento de Sevilla para promocionar la Copa Davis en la ciudad? ¿Recuerdan el anuncio radiofónico del taller de coches donde se ridiculiza el habla andaluza? ¿Recuerdan a Cayetano de Alba en Salvados diciendo que en Andalucía se trabaja poco, por no decir ná? ¿Recuerdan este otro anuncio de Caja Rural del Sur coincidiendo con la irrupción catalana de La Caixa en la sevillana Cajasol?La economía andaluza recibe más subsidios que la del resto del estado español. ¿Está usted de acuerdo con esta afirmación? La mayoría, el 62,5%, responde sí. ¿A qué tipo de subsidios se refiere? La mayoría, el 55,3%, se refiere a las ayudas por desempleo, al PER y al subsidio agrario. ¿En qué medida cree que Andalucía es un lugar adecuado para buscar trabajo? La mayoría, un 60,2%, no lo ve nada adecuado. ¿Tres expresiones culturales que identifique con Andalucía? La mayoría, un 62,7%, habla de flamenco, toros, sevillanas y Semana Santa. ¿Tres noticias científicas relacionadas con Andalucía? La mayoría, el 88,3%, no sabe o no recuerda ninguna. ¿La sociedad andaluza está demasiado anclada en tópicos? La mayoría, el 76,7%, responde de forma afirmativa. Son datos de una investigación elaborada por el Instituto de Estudios Sociales Avanzados de Andalucía (IESA-CSIC) en 2010 sobre la percepción social de la imagen de Andalucía en España. Los encuestados eran residentes en España, excepto en Andalucía, con edades iguales o superiores a los 18 años.
Son datos de hace cuatro años, no quiero ni pensar en los se desprenderían de preguntas actualizadas. Cuanta vergüenza al incluir los ERE, los fraudes en Formación, los abusos en arrendamientos playeros sin declarar, cómo la banca foránea nos ha despojado de nuestras viviendas, con cuanta facilidad se recalifican parajes protegidos para negocios del ocio en un país de parados o de camareros licenciados y temporales, cómo siguen aumentando los graciosos imitadores del habla andaluza, que vergüenza cuando salgan las listas de los políticos jubilados andaluces con pagas máximas y pensiones privadas de elevado coste. ¿Acaso conocéis algún político andaluz jubilado que ingrese menos de cinco mil euros?
El opá o el omá y otras expresiones que superan con mucho el repertorio de los Morancos ridiculizan y maltratan el habla andaluza; esa que los poderes públicos tienen la obligación de defender, según mandato del Estatuto. La profundización en el tópico más inaceptable –ese que ha hecho que, en el teatro y las series de televisión, las criadas sean siempre andaluzas y nuestros ciudadanos analfabetos o graciosos como nadie se da también desde la iniciativa privada. O sea, que “la cosa vende”, que incide en el interés de los partidos por escenificar diferencias que no lo son tanto dependiendo de si está gobernando o en la oposición, y el pueblo andaluz no ejerce como tal ni gobernando ni en la oposición.
Mientras “ellos”, desconocidos o amiguetes, aún rellenando listas, tienen garantizado un buen jornal con “gastos” pagados para cuatro años, el ciudadanito de a pie sólo dispone de dos minutos, cada cuatro años, para meter por la raja de la urna el contrato de trabajo del figurante. Miles de estos votantes sólo son contratados un día a la semana, otros tantos cuatro días, los más precariamente y los indefinidos con despidos cada día más baratos. Los obligados por elección a defender tal indecencia siguen cantando “andaluces levantaos”En los treinta y tantos años transcurridos desde la reinstauración de esta débil democracia, la publicidad promocional sobre Andalucía apenas ha reflejado que haya sido gobernada unas veces por la izquierda, otras por la derecha o por el andalucismo, al fin y al cabo hijos de la misma madre en lo tocante a meter la mano. Siempre se ha incidido en lo mismo, alimentando el imaginario de una región exótica, atemporal y hecha para el ocio de los de fuera (que, por cierto, es algo bien distinto a la fiesta para los de dentro). De aquí la presencia permanente de flamencas, toreros, folklóricas, aristócratas, mantones de Manila, peinetas, farolillos o nazarenos; imágenes todas ellas que no reflejan precisamente ni la cotidianidad de nuestro quehacer ni la grandeza -indudable- de nuestro patrimonio cultural, tanto material como inmaterial.
Lo importante no es si los andaluces contribuyen o no a difundir el tópico, lo relevante es si la existencia de ese tópico influye en las actitudes de la población o tiene consecuencias negativas. Si el hecho de que se considere vagos a los andaluces y trabajadores a los catalanes, por ejemplo, desvía las posibles inversiones de un empresario hacia Cataluña en detrimento de Andalucía, las dos se desarrollarán a un ritmo desigual, lo que puede provocar, a su vez, que el mayor o menor grado de desarrollo se atribuya al carácter de sus gentes, falacia tenemos. Lo peor de los tópicos es si la “profecía se autocumple”, que acuñó el norteamericano Robert K. Merton: una definición falsa despierta un nuevo comportamiento que hace que esa definición acabe por volverse verdadera.
¿PODREMOS los andaluces conseguir que respeten nuestro habla o pronunciación?
¿PODREMOS conseguir que nuestras milenarias tradiciones sean consideradas como cultura autóctona?
¿PODREMOS convertir nuestras señas de identidad en valores culturales y desterrar los tópicos?
¿PODREMOS desenmascarar de una vez a los estafadores fiscales que suman más que los contribuyentes?
¿PODREMOS recuperar lo robado de nuestro dinero público?
¿PODREMOS alguna vez saber quienes son verdaderamente los rateros escondidos tras los “cabezas de turcos”?
¿PODREMOS tener algún día un BANCO ANDALUZ?
¿PODREMOS dejar de ser base militar de otro país siempre en guerra?
¿PODREMOS los andaluces ser dueños o administradores de nuestro Río Grande y de nuestras sierras y parajes naturales frente a los especuladores?
¿PODREMOS los televidentes de Canal Sur convertirlo en una verdadera Televisión Andaluza?
¿PODREMOS unirnos como pueblo que siempre fuimos y olvidar los provincianismos?
¿PODREMOS hacernos respetar frente a quienes nos utilizan de chistosos?
¿PODREMOS evitar que nos remeden ridículamente en las interpretaciones de ordinarias sirvientas y anuncios de amas de casa?
¿PODREMOS dejar de ser el pueblo con más parados de Europa?
¿PODREMOS aprovechar la generosa naturaleza que poseemos para convertirla en riqueza productiva?
¿PODREMOS desacostumbrarnos a las limosnas estatales y europeas, prescindiendo de ellas?
¿PODREMOS dejar de presumir de nuestro esplendoroso pasado y labrar un sólido futuro?
¿PODREMOS desaforar a tantos protegidos para que sean juzgados como ciudadanos?
¿PODREMOS dejar de ser proveedores de productos a bajo precio y que otros comercializan con altos márgenes de beneficios?
¿PODREMOS?, ¿DE VERDAD?. No me lo creo.
PODRÍAMOS SI DEJÁRAMOS DE MIRARNOS TANTO EL OMBLIGO, NO CONSINTIÉRAMOS TANTAS VIOLACIONES DE NUESTROS DERECHOS Y EXIJIÉSEMOS LAS COMPETENCIAS AUTONÓMICAS QUE NOS DIFERENCIAN CON LAS DEMÁS “HISTÓRICAS” RECONOCIDAS EN EL ARTÍCULO 151 DE LA CONSTITUCIÓN
Se miente más de la cuenta por falta de fantasía: también la verdad se inventa. (Antonio Machado)
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24 de Octubre del 2018

Pipirrana-tradicional-andaluza
Ensaladas

Papas aliñás langostinos
Ensaladas

Alcachofas de Primavera
Ensaladas

Arroz caldoso con gambas y calamares
Hortalizas, legumbres y arroces

Aroz con conejo
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